ITÔ SACHIO, UNA APROXIMACIÓN

Itô Sachio

Itô Sachio (1864-1913) vino al mundo, con el nombre original de Kôjirô, en la prefectura de Chiba, en el seno de una familia de origen samurái dedicada a la agricultura. La posición acomodada de que disfrutaba le permitió adquirir una buena educación e ir a la universidad para cursar estudios de leyes, pues su deseo era dedicarse profesionalmente a la política. Sin embargo, una enfermedad ocular se lo impidió, razón por la cual regresó a su localidad natal. No obstante, en 1885, con veintidós años de edad y un yen en el bolsillo, marchó de nuevo a Tokio, donde, cuatro años más tarde, logró fundar una empresa lechera, Nyûgyû Kairyôsha, que gracias a su esfuerzo prosperó.

Sachio con una de sus vacas

En 1900, cuando ya contaba treinta y siete años, Sachio tuvo oportunidad de conocer en persona al también poeta Masaoka Shiki (1867-1902) tras una disputa sostenida entre ambos a través de la prensa. A raíz de aquel encuentro, Shiki se convertiría en el maestro de Sachio, quien siempre le profesaría su más fiel veneración como discípulo. Cada uno de ellos, en un principio, mantenían una diferente manera de entender la poesía. Shiki, volcado en la labor de la renovación del waka (poesía japonesa) a través del estilo shasei («esbozo»), basado en un lenguaje sencillo y próximo al idioma vernáculo para «copiar la vida» y plasmarla en las composiciones, entendía que la forma del poema (fuera tanka o haiku) no condicionaba su contenido, mientras que Sachio opinaba justo lo contrario, pues era más proclive al estilo del Manyôshû y enfatizaba la musicalidad o melodía del poema (shirabe), por lo que sus creaciones resultaban más subjetivas que las de Shiki. No obstante, pese a sus discrepancias en cuanto a la interpretación del tiempo y el espacio en los poemas, tras la prematura muerte del maestro en 1902, Sachio continuó la labor de modernización de la poesía japonesa a través del shasei emprendida por Shiki, empresa en la que fueron cruciales las revistas literarias Ashibi y Araragi, muy vinculadas a Sachio.

ito-sachio

Aunque destacó especialmente como compositor de tanka, Sachio también cultivó el rensaku, composición constituida por una serie de poemas, así como la prosa, pues, además de sus críticas, también es autor de más de veinte novelas de variable extensión, entre las que Nogiku no haka (La tumba del crisantemo), es sin duda la más célebre. Publicada por primera vez en 1906 en la revista Hototogisu, esta nouvelle narra la trágica historia de amor de Masao y Tamiko, dos jóvenes adolescentes destinados a la infelicidad más desgarradora. Tierno, sencillo y delicado, este relato será varias veces adaptado al cine y la televisión y hará que el nombre de su autor sea recordado hasta nuestros días.

DE ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS

Nigorie_La decimotercera noche2

Muchas han sido las adaptaciones que, inspiradas en grandes clásicos de la literatura nipona, se han trasladado tanto a la gran pantalla como a otros medios, entre ellos, el manga o el anime. Es imposible referirse a todas ellas, por lo que nuestra intención dista mucho de pretender considerarse exhaustiva. No obstante, existe un pequeño número de películas de las que nos sentimos en la obligación de hacer mención, por lo que comenzaremos citando algunas de las que se han llevado a cabo tomando como base los relatos de Higuchi Ichiyō.

Takekurabe

En 1955, Heinosuke Gocho adapta al cine Takekurabe (Crecer), la obra más importante de Higuchi Ichiyō, por la que el director optó, aunque sin conseguirlo, al León de Oro del Festival de Cine de Venecia de 1955. Mejor suerte tuvo Isuzu Yamada —conocida por su aparición en películas tan renombradas como Trono de sangre (1957) o Yojimbo (1961), de Akira Kurosawa—, pues su intervención en la película de Gosho le valió la concesión del Blue Ribbon Award a la mejor actriz de reparto en 1956.

Nigorie_En la última noche del año

Dos años antes, en 1953, se fecha otra de las adaptaciones cinematográficas de la obra de Ichiyō, en este caso, tres de sus relatos más emblemáticos reunidos bajo el título Nigorie (An Inlet of Muddy Water) y la dirección de Tadashi Imai, que también compitió en el Festival de Cannes de 1954. El film se componía de tres cortos correspondientes a los relatos La decimotercera noche, En el último día del año y, por último, Aguas aciagas, que pone título a la película y que narra la oscura existencia de una prostituta en uno de los barrios de placer de Tokio.

Nigorie_Aguas aciagas

Las obras de Ichiyō, sin embargo, no han sido las únicas en tener su réplica en el cine. Así, no podemos dejar de mencionar dos obras que dentro de poco se contarán entre los títulos de nuestro catálogo. La primera de ellas se trata de la novela de Itō Sachio de 1906 Nogiku no haka (La tumba del crisantemo), que narra la trágica historia del inocente amor juvenil de Masao y Tamiko.  De este relato existen varias versiones. Además de la que lleva por título You Were Like a Wild Chrysanthemum (1955), dirigida por Keisuke Kinoshita, merecen destacarse otras dos adaptaciones de la novela: la de 1977, dirigida por Katsumi Nishikawa y que tuvo como principales protagonistas a Momoe Yamaguchi y Osamu Sakuta, y el film de 1981, que tuvo como director a Shin’ichirō Sawai y fue protagonizada por Seiko Matsuda en el papel de Tamiko y por Tadashi Kuwabara, como Masao.

Por último, no se puede dejar de mencionar la adaptación de las Diez noches de sueños de Natsume Sōseki, la obra más onírica del genial escritor, que plasma con maestría única un mundo que refleja sus más íntimas pesadillas y obsesiones. La película, de 2007 y titulada como la obra en la que se basa, Yume Jūya, consta de diez cortos dirigidos por once directores: Akio Jissoji,  Kon Ichikawa, Tadashi Shimizu, Atsushi Shimizu, Keisuke Toyoshima, Suzuki Matsuo, Yoshitaka Amano y Shimmei Kawahara (para la séptima noche), Nobuhiro Yamashita, Miwa Nishikawa y Yudai Yamaguchi. Os dejamos, pues, con la sexta ensoñación, tan surrealista como la obra original que la inspiró: