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EL HYAKUNIN ISSHU
A Fujiwara no Teika (1162-1241), también conocido como Fujiwara no Sadaie, crítico literario y refinado poeta del período Kamakura (1185-1333), debemos la compilación, en torno al año 1235, de una de las más importantes antologías de waka, o poesía japonesa de 31 sílabas: el Hyakunin isshu (Cien poetas, cien poemas). La antología en ocasiones también es citada como Ogura hyakunin isshu, título debido al Ogura, monte cercano a Kioto en el que Teika poseía una casa de campo y en la que parece que compuso la obra. Según Donald Keene, tal fue la relevancia de esta compilación que ha sido, desde principios de la época Tokugawa (1603-1868) hasta tiempos muy recientes, una de las fuentes de conocimiento principales de la poesía clásica nipona, suponiendo, a la vez, una trascendental influencia para los gustos estéticos y poéticos japoneses hasta el mismo siglo XX.
El origen de la compilación, según se desprende del diario de Teika, al parecer, no se debe a una petición imperial, como sucediera con otras antologías poéticas, sino a la solicitud del suegro de Tameie, hijo mayor de Teika. De esta manera, Fujiwara no Teika no solo se encargó de seleccionar un poema de cada uno de los más insignes poetas comprendidos entre el s. VII y el XIII —y entre los que también se incluye el propio compilador—, sino que, además, los caligrafió en shikishi (papel de 17 por 20 centímetros) con el objeto de cubrir con ellos un biombo móvil. El Hyakunin Isshu, sin embargo, no queda totalmente desvinculado de la exaltación de la divinidad del emperador, propia de las compilaciones imperiales, ya que muchas de las composiciones de las que consta esta antología se extrajeron de algunas de las colecciones anteriores encargadas por orden imperial —como el Kokinshū (905), por citar alguna de las más conocidas—, además de contar con poemas compuestos tanto por emperadores como por emperatrices.
Dejando a un lado su relevancia literaria, el Hyakunin isshu es esencial para el juego de uta karuta, al que debe parte de su popularidad. El origen de la palabra karuta se remonta a principios del s. XVII, cuando los portugueses introdujeron en Japón las cartas occidentales, más en particular, la baraja española de cuarenta y ocho naipes. A pesar de ello, el juego de karuta, típico de Año Nuevo, recuerda poderosamente a otro tradicional entretenimiento japonés previo a la llegada de los occidentales: el kai-ōi, o juego de emparejar conchas. El sistema de juego de karuta es como sigue: un orador recita la primera parte de uno de los cien poemas del Hyakunin isshu, y los jugadores (normalmente dos, aunque pueden ser más) deben encontrar entre las cartas expuestas aquella que case con el principio del poema recitado. Los jugadores, como es de suponer, deben conocer de memoria cada uno de los cien poemas de la colección, de forma que cuanto mayor sea su dominio, mejores jugadores serán, pues los más diestros pueden reconocer un poema con tan solo escuchar las primeras sílabas.
Pese a que existen innumerables ediciones del Hyakunin isshu, aquí mencionaremos, por su particularidad, la adaptación al manga y al anime que de este clásico ha realizado Kei Sugita, a cuya autoría debemos las ilustraciones que acompañan el presente artículo. La serie, bajo el título de Chōyaku hyakunin isshu: uta koi (超訳百人一首うた恋) se ha venido publicando desde 2010 por la editorial Media Factory y cuenta, a su vez, con una versión anime en trece capítulos, producida por TYO Animaciones bajo la dirección de Kenichi Kasai.
Si bien es verdad que este josei supone una adaptación muy libre del Hyakunin isshu, no es menos cierto que también puede constituir un sugerente primer acercamiento a uno de los clásicos de la literatura japonesa por excelencia, así como a las costumbres y convenciones sociales de la época Heian (794-1185), pues a lo largo de sus páginas y capítulos veremos desfilar a algunas de las primeras figuras de uno de los momentos de mayor esplendor y exquisitez de la literatura nipona.
Amores imposibles, efímeras existencias y apasionados idilios inspirarán los más delicados poemas, que encontraremos interpretados en Chōyaku hyakunin isshu: uta koi de boca de sus propios compositores, como Ariwara no Narihira (825-880), uno de los Seis Inmortales Poetas (Rokkasen). Considerado la encarnación del galán ideal de la época por su talento y apostura, sus aventuras amorosas no solo se convertirían en el eje central del Ise Monogatari, sino que también constituiría el principal modelo en el que se basó el príncipe Hikaru Genji, protagonista del Genji Monogatari, la monumental obra de Murasaki Shikibu (ca. 973/978 – ca. 1014/1031), escritora que también aparece en la serie de Kei Sugita, junto a Sei Shōnagon (ca. 966-1017/1025), autora de El libro de la almohada, la poetisa Ono no Komachi, Ariwara no Yukihira, Fujiwara no Yoshitaka, Yoshimine no Munesada (Henjō), Fun’ya no Yasuhide… y, cómo no, también el propio compilador de este clásico inmortal, Fujiwara no Teika.
Fuentes
Ilustraciones © Kei Sugita
Chōyaku hyakunin isshu: uta koi (超訳百人一首うた恋): http://www.utakoi.jp/index.html
Fujiwara no Teika (ed.), Bermejo, J. M. y Herrero, T. (trad. e intr.), Cien poetas, cien poemas: Hyakunin Isshu (Antología de poesía clásica japonesa), Madrid: Ediciones Hiperión, 2006.
Fujiwara no Teika (ed.), Hammer, L. (trad.), One Hundred People, One Poem Each, Tucson, Arizona: Cholla Bear Press, 2011.
Keene, D., Seeds in the Heart: Japanese Literature from Earliest Times to the Late Sixteenth Century, (History of Japanese Literature , v. I), New York: Columbia University Press, 1999.
Mas López, J. (trad. y ed.), Cuentos de Ise, (Pliegos de Oriente, serie Lejano Oriente), Madrid: Editorial Trotta, 2012.
Hyakunin isshu: http://www.wdl.org/es/item/2929/