EL CUENTO DEL CORTADOR DE BAMBÚ Y LA PRINCESA KAGUYA: RECORDANDO RESEÑAS

El cuento de la princesa Kaguya

Mañana día 18 de marzo se estrena en España La historia de la princesa Kaguya, largamente esperada. Para animar a todos aquellos que aún no conocen la historia original que inspirara la película de Studio Ghibli, El cuento del cortador de bambú, os dejamos a continuación algunas de las mejores reseñas dedicadas a este maravilloso anónimo de época Heian, publicado en esta casa.

Koratai: «El cuento del cortador de bambú», primer Tesoro Heian de Chidori Books

El cuento de la princesa Kaguya

Melibro: El cuento del cortador de bambú, anónimo

El cuento de la princesa Kaguya

Ecos de Asia: Reseña literaria: El cuento del cortador de bambú (2014)

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Aki Monogatari: La verdadera historia de la princesa Kaguya

Kaguya hime no monogatari

Abrir un libro: El cuento del cortador de bambú

El cuento de la princesa Kaguya

RTVE, Radio 5: ‘El cuento del cortador de bambú’, la traducción al español de la primera novela japonesa 

El cuento de la princesa Kaguya

 

Nuestro agradecimiento a todos los medios que han contribuido a la difusión de este clásico de la literatura japonesa y universal.

El cuento del cortador de bambú_Chidori Books

 

Créditos:

Imágen destacada y gif © Studio Ghibli

EL HYAKUNIN ISSHU

Chōyaku hyakunin isshu: uta koi

A Fujiwara no Teika (1162-1241), también conocido como Fujiwara no Sadaie, crítico literario y refinado poeta del período Kamakura (1185-1333), debemos la compilación, en torno al año 1235, de una de las más importantes antologías de waka, o poesía japonesa de 31 sílabas: el Hyakunin isshu (Cien poetas, cien poemas). La antología en ocasiones también es citada como Ogura hyakunin isshu, título debido al Ogura, monte cercano a Kioto en el que Teika poseía una casa de campo y en la que parece que compuso la obra. Según Donald Keene, tal fue la relevancia de esta compilación que ha sido, desde principios de la época Tokugawa (1603-1868) hasta tiempos muy recientes, una de las fuentes de conocimiento principales de la poesía clásica nipona, suponiendo, a la vez, una trascendental influencia para los gustos estéticos y poéticos japoneses hasta el mismo siglo XX.

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El origen de la compilación, según se desprende del diario de Teika, al parecer, no se debe a una petición imperial, como sucediera con otras antologías poéticas, sino a la solicitud del suegro de Tameie, hijo mayor de Teika. De esta manera, Fujiwara no Teika no solo se encargó de seleccionar un poema de cada uno de los más insignes poetas comprendidos entre el s. VII y el XIII y entre los que también se incluye el propio compilador, sino que, además, los caligrafió en shikishi (papel de 17 por 20 centímetros) con el objeto de cubrir con ellos un biombo móvil. El Hyakunin Isshu, sin embargo, no queda totalmente desvinculado de la exaltación de la divinidad del emperador, propia de las compilaciones imperiales, ya que muchas de las composiciones de las que consta esta antología se extrajeron de algunas de las colecciones anteriores encargadas por orden imperial —como el Kokinshū (905), por citar alguna de las más conocidas—, además de contar con poemas compuestos tanto por emperadores como por emperatrices. 

Chōyaku hyakunin isshu: uta koi

Dejando a un lado su relevancia literaria, el Hyakunin isshu es esencial para el juego de uta karuta, al que debe parte de su popularidad. El origen de la palabra karuta se remonta a principios del s. XVII, cuando los portugueses introdujeron en Japón las cartas occidentales, más en particular, la baraja española de cuarenta y ocho naipes. A pesar de ello, el juego de karuta, típico de Año Nuevo, recuerda poderosamente a otro tradicional entretenimiento japonés previo a la llegada de los occidentales: el kai-ōi, o juego de emparejar conchas. El sistema de juego de karuta es como sigue: un orador recita la primera parte de uno de los cien poemas del Hyakunin isshu, y los jugadores (normalmente dos, aunque pueden ser más) deben encontrar entre las cartas expuestas aquella que case con el principio del poema recitado. Los jugadores, como es de suponer, deben conocer de memoria cada uno de los cien poemas de la colección, de forma que cuanto mayor sea su dominio, mejores jugadores serán, pues los más diestros pueden reconocer un poema con tan solo escuchar las primeras sílabas.

Pese a que existen innumerables ediciones del Hyakunin isshu, aquí mencionaremos, por su particularidad, la adaptación al manga y al anime que de este clásico ha realizado Kei Sugita, a cuya autoría debemos las ilustraciones que acompañan el presente artículo.  La serie, bajo el título de Chōyaku hyakunin isshu: uta koi (超訳百人一首うた恋) se ha venido publicando desde 2010 por la editorial Media Factory y cuenta, a su vez, con una versión anime en trece capítulos, producida por TYO Animaciones bajo la dirección de Kenichi Kasai.

Chōyaku hyakunin isshu: uta koi

Si bien es verdad que este josei supone una adaptación muy libre del Hyakunin isshu, no es menos cierto que también puede constituir un sugerente primer acercamiento a uno de los clásicos de la literatura japonesa por excelencia, así como a las costumbres y convenciones sociales de la época Heian (794-1185), pues a lo largo de sus páginas y capítulos veremos desfilar a algunas de las primeras figuras de uno de los momentos de mayor esplendor y exquisitez de la literatura nipona.

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Amores imposibles, efímeras existencias y apasionados idilios inspirarán los más delicados poemas, que encontraremos interpretados en Chōyaku hyakunin isshu: uta koi de boca de sus propios compositores, como Ariwara no Narihira (825-880), uno de los Seis Inmortales Poetas (Rokkasen). Considerado la encarnación del galán ideal de la época por su talento y apostura, sus aventuras amorosas no solo se convertirían en el eje central del Ise Monogatari, sino que también constituiría el principal modelo en el que se basó el príncipe Hikaru Genji, protagonista del Genji Monogatari, la monumental obra de Murasaki Shikibu (ca. 973/978 – ca. 1014/1031), escritora que también aparece en la serie de Kei Sugita, junto a Sei Shōnagon (ca. 966-1017/1025), autora de El libro de la almohada, la poetisa Ono no Komachi, Ariwara no Yukihira, Fujiwara no Yoshitaka, Yoshimine no Munesada (Henjō), Fun’ya no Yasuhide… y, cómo no, también el propio compilador de este clásico inmortal, Fujiwara no Teika.

Fuentes

Ilustraciones © Kei Sugita

Chōyaku hyakunin isshu: uta koi (超訳百人一首うた恋): http://www.utakoi.jp/index.html

Fujiwara no Teika (ed.), Bermejo, J. M. y Herrero, T. (trad. e intr.), Cien poetas, cien poemas: Hyakunin Isshu (Antología de poesía clásica japonesa), Madrid: Ediciones Hiperión, 2006.

Fujiwara no Teika (ed.), Hammer, L. (trad.), One Hundred People, One Poem Each, Tucson, Arizona: Cholla Bear Press, 2011.

Keene, D., Seeds in the Heart: Japanese Literature from Earliest Times to the Late Sixteenth Century, (History of Japanese Literature , v. I), New York: Columbia University Press, 1999.

Mas López, J. (trad. y ed.), Cuentos de Ise, (Pliegos de Oriente, serie Lejano Oriente), Madrid: Editorial Trotta, 2012.

Hyakunin isshu: http://www.wdl.org/es/item/2929/

EL CUENTO DEL CORTADOR DE BAMBÚ, ANCESTRO DE TODOS LOS MONOGATARI

The Tale of the Shining Princess_MET Museum

No es casualidad que Murasaki Shikibu, autora del celebérrimo Genji monogatari, bautizara con esta máxima El cuento del cortador de bambú (Taketori monogatari), pues esta obra sentaría las bases para el género narrativo monogatari, que hallaría su época de máximo esplendor en el período Heian (794-1185).

Pese a su título, el protagonista principal de la historia no es el leñador, sino una mujer, la princesa Kaguya, cuya belleza conducirá a los pretendientes que aspiran a desposarse con ella a enfrentarse a las más arriesgadas pruebas con tal de demostrar su amor por la joven. El emperador tampoco escapará del hechizo. Mas la extraordinaria naturaleza de la princesa Kaguya, ya anunciada por su hallazgo dentro del tronco de un bambú cuando era tan diminuta que cabía en la palma de la mano, será la que determine la conclusión de la historia.

Escrita con el silabario autóctono japonés kana, y no en chino —como era habitual entre los letrados de la época—, con un estilo sencillo y coloquial por sus abundantes diálogos, se desconoce a ciencia cierta cuándo fue creada y por quién. En cuanto a la primera incógnita, se tiene constancia fehaciente de la existencia del Taketori monogatari en los inicios del siglo X gracias a que se hace mención al cuento en el Yamato monogatari, cita que permite ponerlo en relación con el emperador retirado Uda (867-931) y la celebración de una fiesta de contemplación de la Luna que tuvo lugar en el año 909. No obstante, existen también otras alusiones relacionadas con la actividad del monte Fuji  —que aparece al final del cuento— que podrían adelantar la fecha estimada de composición de la narración unos pocos años. Por su parte, también la autoría de El cuento del cortador de bambú permanece envuelta en el misterio. Se han barajado por los estudiosos varios nombres a los que atribuir el relato, entre los que pueden mencionarse Minamoto no Shitagō (911-983), el monje y poeta Henjō (816-890), algún miembro del clan Imbe, el poeta Ki no Haseo (845-912), e incluso también se ha especulado que pudiera tratarse de alguien perteneciente a alguna facción política opuesta al emperador Tenmu (631-686).

Sea como fuere, lo que resulta indiscutible es el carácter lúdico —aunque muy probablemente dirigido a un público culto— y el tono sarcástico que predomina a lo largo de todo el relato, cuyas raíces, sobre todo en cuanto a elementos fantásticos se refiere, se hunden en otras tradiciones folclóricas asiáticas.

 

Referencias:

KEENE, D., Seeds in the Heart: Japanese Literature from Earliest Times to the Late Sixteenth Century, New York: Columbia University Press, 1999 (A History of Japanese Literature, Vol. I).

Imagen: «The Tale of the Shining Princess» (Fuente: MET Museum: http://www.metmuseum.org/collection/the-collection-online/search/45361?rpp=60&pg=1&gallerynos=228&ft=*&pos=1)